vendredi 22 mai 2009

Moluskín Thays contra Ricardo González Vigil

Es conocido el odio de Moluskín por el profesor y crítico Ricardo González Vigil. Nada lo desenmascara más, nada ilustra mejor la inanidad de la pasión limeña de Iván Thays por existir en la representación de lo que no se es, en la postura ambiciosa y combatiente, que esta carta que González Vigil dirige a Silvio Rendón, seudónimo del conductor del leído blog GCC. Los ataques y disfuerzos de Thays quedan perfectamente explicados.

Estimado Silvio:
Apelo a su amabilidad para que inserte en su consultado blog las siguientes precisiones a notas aparecidas en su blog:
Cuando en 1992 Iván Thays publicó su primer libro ("Las fotografías de Frances Farmer"), no le dediqué ninguna reseña en mi columna "Letra Viva" por no considerarlo suficientemente logrado como para comentarlo existiendo tantos otros libros que destacar. Desde entonces Iván Thays no ha cesado de lanzarme pullas y agravios en diarios y revistas (en artículos o respondiendo a entrevistas), y en su programa televisivo. No importa que haya incluido un texto suyo en mi antología "El cuento peruano 1990-2000" (editada en 2001), con una apreciación elogiosa de su mejor libro ("La disciplina de la vanidad"); Thays no puede perdonarme que no lo juzgue un gran escritor, sino un narrador de cierto talento, como hay decenas en la narrativa peruana actual.
Como hasta ahora no me ha parecido necesario responder a una persona tan arbitraria y envanecida como es Thays, debe creerse con patente de corso para propalar falsedades sobre mi persona buscando mellar mi prestigio y honorabilidad, de un modo tan delirante y reiterado que -por respeto a usted y a quienes se enteren de sus vanas afirmaciones- me veo obligado a refutar:
1. La única vez que Thays me ha invitado a "Vano Oficio" fue el año 2002. Me quiso entrevistar sobre la aparición de la revista "Múltiple", pero yo le señalé que la persona indicada para hablar de esa publicación era Germán Carnero Roqué, director de la misma. Quede claro que nunca recibí invitación para "discutir" mis planteamientos en "Literatura", tomo XIV de "Enciclopedia Temática del Perú" (2004).
2. Jamás he recibido carta alguna de Thays. Me causa estupor, en consecuencia, que sostenga que no me he querido dar por enterado de sus disculpas respecto de una aleve frase injuriosa que me dedicó en Madrid (en un encuentro de narradores peruanos, evento al que no asistí) y que reprodujeron en Lima una nota informativa de "El Comercio" (29-mayo-2005) y la columna de Alonso Cueto en "Perú.21" (30-mayo-2005), mientras que el propio Thays en una crónica del encuentro ("Caretas", 9-junio-2005) mencionó el insulto pero no especificó que yo era el "crítico literario" agraviado; esas publicaciones sobre el encuentro dieron origen a los artículos de Miguel Gutiérrez ("Perú.21") y César Hildebrandt ("La República") que desencadenaron la polémica entre "andinos" y "criollos" durante varias semanas del 2005.
3. Nunca he pedido a la oficina de Imagen de la PUCP que suspenda la ayuda a "Vano Oficio". En todo caso, que Thays mencione a quiénes he hecho semejante "petición".
4. Obsesivamente, por escrito y a través de la televisión, Thays me reclama que le conceda mayor relevancia literaria a Alonso Cueto. Llega al colmo de creer que aludo exclusivamente a Cueto, cuando en algunos artículos lamento la excesiva dependencia de numerosos escritores (poetas y narradores) respecto a la literatura norteamericana; es claro que admiro el minimalismo en Carver y el realismo sucio de Bukowski, pero no en sus exangües imitadores peruanos y latinoamericanos.
La explicación de Thays a mi supuesta inquina contra Cueto es que, según él, Cueto me "echó del Dominical". ¡Primera noticia! ¿Confesión de parte? No sabía que Cueto tuviera tanta animadversión contra mí, ni que gozara de tanto poder como para hacer de las suyas en un diario de la envergadura periodística de "El Comercio".
Lamento Sr. Rendón la extensión de la carta, pero era necesario enviarla.
Atentamente,
Ricardo González Vigil

05.16.07 - 7:00 pm
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samedi 16 mai 2009

Monserrat Alvarez contra Facherón

Todos los putos Faverón del mundo
Por Cristino Pro-Castrina

Todos los putos Favarón del mundo
Todos los putos Favorón del mundo
Que salen a corretear su trasero políticamente correcto humanista
Por las praderas del alma mater yankee
Y a la vista de un yiyo de vaqueros apretados
Un yiyo como Terence Stand en Teorema e.i.
Inmediatamente
Saka de su faltrikera su fujimore inflable
La sopla hasta llenarla de aliento lujurioso asorochado
Y se acuesta sobre ella
Abriéndose de piernas pa’ recibir la gran pija aria
políticamente correcta sin poses
esa sola ke descargará la gran cagada estreñida de su
interioridad de crítico post-crítico
Todos los putos Favarón del mundo se la comen cruda a los poetas
Que siempre han despreciado a toda esa “gentecilla” secundaria (Grass)
O Eliot o Bloom: Eliot
O Nabokov o Bloom: Nabokov
O P. Garasse o Rabelais...
Los críticos
Nunca importaron
Son pasivos
Los poetas son los activos
Los que culean a los pasivos
Los poetas políticamente incorrectos
Los Pound los Céline los Drieu la Rochelle los Giménez Caballero
Los Benn que te mato
Han erigido su más alta poesía despreciando al mundo de los putos de Favarón
Desde Homero hasta el pombero Tamaguxi
La critica nunca importó
Apenas el crítico (salvaje Wilde) como artista
Crear no señalar o morder
Inventores versus putos Favarón
Es la guerra
Todos los putos Favarón de culo abierto a lo no-poseur
A lo que nutra a la humanidad
A lo no-poético
Que en el fondo
Es la rotura del velo de maya de los putos Favarón del mundo
Que chupan kada pija políticamente correcta cada pija de poeta
Ético-crítico
Etílico-cricricrítico!!!
Todos los Favarón del mundo chorrean su inanidad entre las celdillas los píxeles
Del mundo de Internetelandia chupando la savia chorreante
De sus culos que se desaguan de la cagada tupida
Retozando sobre sus alan-garcía inflables
Ay aa ay ay me duele la poesía crítica!
Me duele la poesía ética!
Políticamente correcto pijón
Todos los putos Favarón del mundo
Lloran secundariedad su insignificancia en la economia leibniziana del mundo
Apenas oídos apenas culo apenas pasividad
A llenar repletar con polítikas-pijas
Correctas-pijas
Todos los putos Favarón del mundo son más dañinos que las bombas de Bush sobre Irak
Si por ellos fuera
G.M. Hopkins ainda moraría el rincón de los inanes
Si por ellos fuera Gaddis aun no sería reconocido como capo del
Laberintoromance
De la novela enciclopedia de la novela bomba
Todos los putos Favarón del mundo
Han nacido como espías del Itamarati de la no-poesía
son agentes de la CIA de la no-poesía del mundo
todos los putos Favarón del mundo
solo kieren coger con pijas políticamente correctas
todos los Favarón del mundo
añoran en el fondo las inmundicias poétikas lo negro lo judío lo puto ke hay
en la poesía
lo no permitido por la humanidad
la poesía arrasa campos de putones Favarón del mundo
todos los putos Favarón del mundo
tiene becas en Yankeelandia i están con crédito abierto en la tiendas de sex shop de la esquinas del mundo
pa regalar a sus yiyos yiyas
toledo inflables
donde retozar la cópula de la paz crítica
el humo de alcornoque ke traspira la goma de sus
varguitas inflable pa copular yiyitos pederástikos
alvaritos inflables bien metidos en sus bolsillos traseros
de ajustados vaqueros de cauboys amantes del hillbylli i Hey Billy damelo por el zurrón
todos los Favarón del mundo
se la comen sobre Baylys inflables
sobre los pastos del Imperio
lamentando la poesía no crítica la porno postvanguardia poétika la poesia posser
la porno porousho poesía la poto poesía aposta para
retozar sobre sus Cueto inflables
sobre sus Irigoyen inflables todos los putos Favarón del mundo
Homero dicen ke ya después de la anécdota con los pescadores burlones
a quienes perdonó
mató a un crítico politikamente correcto
un saetazo de ciego justo en el corazón no-posero de un critico no-artista
un crítico no salvajemente wildiano
ya Homero se topó con uno de estos putones Favarón del mundo
en pleno siglo X a.c.
Homero
ciego
y viejo
poeta
se topetó con crítico no-artista
en la playa retozando sobre
su bolaño inflable
che rembó nambrena!

(esto al ritmo de un Ravel, guitarra y trompeta de papel)

Del libro
Los putos Favarón del mundo, por el Haxexino de los putos Faverón del mundo, Asunción, 2007

vendredi 15 mai 2009

Facherón contra Monserrat Alvarez

"Montserrat Álvarez es una posera"
Comenta Jorge Frisancho
Hace unos días, Gustavo Faverón le dedicó un post de su blog Puente Aéreo a la poeta peruano-española Montserrat Álvarez, a propósito de una entrevista concedida por ésta al diario El Comercio. En su post, Faverón desestima la poesía de Álvarez, que le parece “tópica, sordomuda, superficial y efectista”. Más aún, sugiere que se trata de una posera, fenómeno, asegura, bastante común en la escena literaria limeña, donde hay “más poses que en cualquier ejemplar del Kamasutra”.
Sobre el primer punto en realidad no hay mucho que decir. Es obvio que a Faverón —un crítico astuto e inteligente, y un escritor usualmente grácil— no le gusta el trabajo de Álvarez, y se me ocurre que pocos argumentos podrían hacerle cambiar de opinión. Esto no significa que los argumentos no existan: por ejemplo, lo que Faverón ve como acartonamiento puede también interpretarse como formalización, un uso específico de la retórica tradicional para producir determinados efectos textuales (en mi opinión, esta es una de las virtudes de la escritura de Álvarez, no uno de sus defectos). Pero en realidad es el segundo punto el que me interesa destacar ahora, porque me parece más interesante.
Faverón nos dice que Montserrat Álvarez es de la clase de poeta que “escribe cuatro líneas y las llama geniales, el que pregona su talento, se bautiza elegido, se señala a sí mismo como distinto a los demás”. Ella, afirma el crítico, “cree que cada vez que junta papel y lápiz produce discursos sagrados, incontestables, indestructibles y naturalmente superiores a cualquier crítica que se les plantee. Piensa en su poesía como dios pensaría en sus monólogos divinos: palabra escrita en piedra, inmarcesible”.
La pregunta que me parece crucial es esta: ¿cómo sabe Faverón que estas actitudes —equivocadas o no, justificadas o no— son, en Álvarez, fundamentalmente insinceras? Llamar posero a un escritor es afirmar algo sobre la relación que tiene con su discurso: el epíteto nos dice que esa relación es deshonesta, falsa, puramente instrumental. Un posero adopta ciertas actitudes —ya sea en su conducta, ya sea en su uso del lenguaje, por lo general en ambos terrenos— con el objetivo de promover su perfil y hacerse propaganda, no porque crea sinceramente en lo que esas actitudes implican o comunican. Así, Faverón no acusa a Álvarez de estar en un error, o de ser arrogante, o de decir tonterías: la acusa de no ser auténtica. Repito la pregunta: ¿cómo lo sabe?
El juicio de Faverón (“Montserrat Álvarez es una posera”) se basa en un presupuesto sobre el carácter de la escritora, antes que en cualquier cosa que ella haya dicho o escrito; por más extraordinarios, desmedidos o desatinados que puedan parecerle los poemas o las declaraciones en cuestión, nada en ellos indica que no son genuinos. En otras palabras, nada en ellos indica que Montserrat Álvarez no cree en realidad en lo que está diciendo. Más bien, lo opuesto es más factible. La poesía de Álvarez sabe ser sardónica, tiene sentido del humor, se mueve con frecuencia hacia la imprecación y el improperio, pero nunca es irónica. Nunca, en otras palabras, dice una cosa queriendo significar otra. Es razonable colegir que el mismo espíritu anima sus declaraciones públicas, no importa cuán estrambóticas le resulten a Faverón o a cualquiera.
Otra pregunta, entonces, se hace necesaria. ¿Por qué reacciona el crítico con tanta animadversión? ¿Por qué decide interpelar a Álvarez en términos personales, términos que aunque quieren parecer estéticos son en realidad predominantemente éticos? Intuyo que lo que hay aquí es un impase en el nivel de las ideologías. Porque, a fin de cuentas, lo de Álvarez es sobre todo una postura ideológica: sus declaraciones, su personalidad pública y sus poemas se empeñan en rearticular la idea romántica de lo literario, una visión del artista, sí, como genio separado y distinto del resto de la sociedad, y de la poesía como un ejercicio sublime desprendido de todo condicionamiento material.
Se le puede objetar mucho a este discurso, pero —déjenme repetirlo una vez más— el hecho de que un poeta lo haga suyo y lo pregone no es indicativo de una ausencia de sinceridad (tampoco lo es, por cierto, de su presencia). Álvarez es una romántica, en el sentido literario e ideológico del término. ¿Quiere decir esto que es también una posera? Sólo si uno cree, como Faverón parece creer, que esta ideología es inmediata y necesariamente falsa, que nadie puede expresarla sin estar mintiendo, que nadie puede creer realmente en tales cosas.
Y esta otra postura, la que le estoy atribuyendo a Faverón, es también una ideología de lo literario. Más contemporánea quizá, más acorde con el espíritu de los tiempos, pero no dotada, en principio, de mayores contenidos de verdad. Lo que no cabe en ella —y esto es fundamental— es una noción como la de autenticidad (o, para usar el término históricamente apropiado, organicidad) tal como la entendían los escritores románticos, que es el mismo sentido en el que la entiende Álvarez.
Esto explica, creo yo, el mal ánimo de la nota de Faverón, la rapidez con la que se entrega al improperio, lo fácil que le resulta moverse de cuestionar la calidad de la poesía de Álvarez a cuestionar el carácter y las motivaciones de la autora. En sus poemas y sus declaraciones públicas, Álvarez articula y defiende sus opciones como fieramente auténticas, y con ello cataloga, implícita y explícitamente, las opciones de muchos otros —académicos, jornaleros del lenguaje, poetas que de día son (somos) oficinistas— de su contrario. Lo que nos dice es que los inauténticos y los deshonestos somos todos los demás. La posibilidad de que esté en lo cierto produce ansiedad. Y la ansiedad nos obliga a gritar, por toda respuesta: “¡Posera!”
Quizás hemos llegado al punto en el que la ideología romántica de la literatura está pasando a hacerse un impensable. Quizá ya sólo podemos responder a sus demandas e interdicciones, que son las de Montserrat Álvarez, con escarnio e insultos, poniendo en tela de juicio las intenciones del mensajero en lugar de enzarzarnos en una conversación con el mensaje. Si es así, creo que se trata de una pérdida: se nos está yendo algo que ha sido, aunque incómodo, valioso y fructífero durante varios siglos en la literatura Occidental. En todo caso, la insistencia de Álvarez en ese reclamo de autenticidad me parece digna de ser bienvenida, y su visceral rechazo por parte de Faverón me parece sintomático, además de lamentable.
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mercredi 6 mai 2009

Moluskín Thays (a) Fantomas ataca a Thays

Para que se conozca un poco más la porcelana fina, el delicado encaje, que es la moral de Moluskín Thays (a) Fantomas, así como la de su leal comparsa Gustavo Facherón, que lo cubrirá siempre, vean lo que dice de ellos un amigo suyo, Daniel Salas, alguien que los conoce bien. Esto no es cosa de envidias ni de odios. Es ética, palabra con la que se enjuaga la boca cada vez que puede Facherón. Nos hemos permitido resaltar algunas líneas para que se vea precisamente la "ética" de estos figuretis del circo "regio" limeño. Al parecer Fantomas no es el único avatar que usaba Thays, ¿y usa?, para atacarse a sí mismo. Nos preguntamos lo último porque en la PUCP sus alumnos sospechan que está detrás de un sitio que con frecuencia lo critica virulentamente. ¿Qué extraño psicojuego es este? Sólo pueden saberlo su peluquero o su confesor.


Publicado en el blog
Gran Combo Club

Personas y fantasmas
Por Daniel Salas - Publicado el 28-12-2007

Acabo de ver esta revelación en el blog Moleskine Literario. Según confiesa Iván Thays, es él quien se esconde tras la máscara de Fantomas, popular blogger que, recurriendo a la artimaña del enmascaramiento, ha logrado lo impensable: ser aplaudido por sus enemigos y abucheado por sus amigos. Este es el efecto más intrigante que me podría imaginar en un blogger: convertirse en su propia némesis, ser el primer esparcidor de rumores contra sí mismo, ser César y a la vez Bruto, ser el otro siendo el mismo. Este escandaloso antagonismo es un raro avatar del tema del doble. Thays incorporó malignamente los fantasmas de Auster y las sombras de Stevenson en una copa con forma de cómic francés. New York, Edimburgo, París: se trataba de un cóctel demasiado obvio de ciudades signadas por la soledad y el tumulto. No podía haber sido preparado por nadie más. Faltaba, sin embargo, la certeza.

Por eso desde hace unos días venía escuchando aquel rumor. Varias veces le escribí para que aclarara los hechos e Iván me respondió con evasivas y acertijos (*). Desafortunadamente, hoy se sabe la verdad. Desafortunadamente, también, Gustavo Faverón ha tenido el mal gusto de confesar nuestro propio delito, nuestra invención más lograda que hoy, penosamente, por irresponsabilidad de uno de sus gestores, tiene que llegar a su fin.

Me refiero, por supuesto, a “Silvio Rendón”, creación auténticamente heroica que sintetizaba la personalidad artística, melancólica y solitaria de Silvio en el rosedal con la sensibilidad social, activista y solidaria de Rendón Wilka. Ya Gustavo ha contado su versión de los hechos, que no pienso corregir. Sólo quiero agregar que los admirados posts de Silvio Rendón eran un palimpsesto surtido de ideas provenientes de muchas fuentes y que poco a poco fueron creando una voz personal. Para lograrlo, contamos con la ayuda de economistas, historiadores y críticos de cine. Fueron necesarios varios personajes para dar consistencia a uno. La definición de su rostro fue un excelente trabajo del diseñador Daniel Fuentes (**).

La confesión de Gustavo acaba, tristemente, con un personaje que costó años construir. Es una pena que Iván Thays nos haya llevado a esto, a un juego burlesco en que nadie sabe a quién alaba y contra quién impreca ni de dónde provienen los chavetazos y los malos decires. Una mejor blogósfera es posible pero para eso es necesario que personajes como Iván Thays depongan sus tácticas aleves y hagan un mea culpa. Yo creo haber hecho lo mío. Le toca el turno a Iván pedir perdón a sus agraviados.

(*) Del tipo “oro no es, plata no es”.
(**) Cuyo apellido alude a la multiplicación de los orígenes.

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